Es bien sabido que los humanos disfrutamos ser acariciados apasionadamente, pero pocos saben que el cerebro reacciona con igual intensidad cuando uno ve que otra persona está siendo acariciada de igual manera. Esto se demostró recientemente en una investigación realizada por la Sahlgrenska Academy de la Universidad de Gothenburg, Suecia.

Para ello, los investigadores realizaron un experimento en donde pedían a voluntarios que experimentaran ser acariciados por un cepillo de cerdas suaves. Luego de esto se pasaba a acariciar dichos voluntarios con toques suaves y rápidos usando este cepillo, para después analizar el flujo de sangre al cerebro a través de un escáner de resonancia magnética.

Como se esperaba, el cerebro de los participantes reaccionó intensamente a las caricias suaves del cepillo, pero lo sorprendente fue lo que se observó cuando se mostró a los voluntarios vídeos de otras personas siendo acariciadas.

"El objetivo del estudio era comprender cómo el cerebro procesaba información de los contactos sensuales y resultó que el cerebro se activaba con la misma rapidez cuando los voluntarios veían a alguien siendo acariciado que cuando ellos recibían las caricias", informa India Morrison, una de las encargadas del estudio. "Incluso cuando solo estamos viendo el contacto de la piel, podemos experimentar su significado emocional sin estar realmente sintiendo la caricia directamente".

En comparación, los voluntarios también observaron otro vídeo en donde una mano acariciaba un objeto inanimado. En esta situación, el cerebro no se activó de manera notoria.

Los resultados son verídicos: nuestro cerebro está enlazado de tal manera que podemos sentir y procesar las sensaciones de otros, lo cual podría abrir nuevas puertas a estudiar cómo se crea la empatía", dice Morrison.

Fuente: alphagalileo