Contraseñas seguras y acceso de dos factores
El mundo ha avanzado hacia la digitalización a un ritmo mucho más rápido de lo que nos hubiéramos imaginado. El entorno digital se ha convertido en un contexto donde cada vez se producen más interacciones y en el que realizamos cada vez más actividades de nuestro día a día. Esto ha propiciado una auténtica renovación en muchos sectores y ámbitos, pero también ha traído consigo una serie de retos.
El hecho de que realicemos gran parte de nuestras comunicaciones, nuestras transacciones bancarias, nuestros trámites burocráticos, etc., a través de la red ha hecho que muchos ciberdelincuentes utilicen este entorno como caladero para sus actividades ilícitas (siendo una de las más comunes la sustracción de datos o phishing). De hecho, el incremento de las amenazas en línea ha hecho que la ciberseguridad pase a tener un protagonismo importante en la nueva era digital.
El refuerzo de nuestras claves y el establecimiento de contraseñas seguras (además de otros mecanismos de seguridad online como el acceso de dos factores), son pilares básicos para asegurar una navegación segura y un blindaje adecuado en nuestras actividades en línea. Para lograr que nuestras contraseñas cuenten con todas las garantías de seguridad, debemos tener en cuenta una serie de cuestiones.
La primera de ellas es el uso de contraseñas únicas ya que, como demuestra un estudio de ExpressVPN, somos menos originales de lo que nos pensamos. Hemos de tener en cuenta el número de caracteres de la clave de seguridad. Por lo general, la regla aquí es que cuantos más caracteres tenga nuestra contraseña, más segura será. En este sentido, lo más indicado es que la contraseña se sitúe entre los 14 y los 20 caracteres, y que no sea inferior a 8.
La segunda cuestión a tener en cuenta es el equilibrio entre la creatividad o rareza de la contraseña y su memorización. En otras palabras, necesitamos crear contraseñas lo más extrañas que podamos, a ser posibles mezclando diferentes tipos de caracteres y tratando de ser lo más imprevisibles posible, pero a la vez ser capaces de recordar nuestras contraseñas. Por supuesto, esto quiere decir que nada de utilizar fechas, direcciones, nombres o palabras con las que se nos pueda asociar. ¡Pero que tampoco es recomendable ir dejando recordatorios de nuestras contraseñas en otros dispositivos o en post-its alrededor de nuestro escritorio porque sean demasiado difíciles de memorizar!
Otra cosa que debemos tratar de evitar es el uso de la misma contraseña en todas nuestras cuentas. Las razones de esto son lógicas: si utilizamos la misma contraseña y en algún momento es descubierta, quien la descifre tendrá acceso a la información, no solo de ese sitio, si no del resto de los sitios para los que utilicemos esa contraseña. ¡Buffet libre!
Otra forma de poner el acceso a nuestros datos en bandeja para potenciales usurpadores es dejar las sesiones de nuestras cuentas abiertas, especialmente si utilizamos ordenadores corporativos o públicos, o dispositivos móviles que no sean de uso personal.
La última de estas recomendaciones básicas en relación al uso de nuestras contraseñas tiene que ver con la actitud de sospecha en nuestra navegación. Esto incluye la reticencia que debemos tener a la hora de compartir nuestros datos personales, tanto a través de redes sociales, como, sobre todo, en respuesta a correos o llamadas que soliciten este tipo de datos —especialmente lo que se solicita son contraseñas y claves—.
Además de contar con contraseñas seguras, es útil para mantener nuestra seguridad online el uso de otros sistemas de seguridad como el acceso de dos factores (también conocidos como sistemas de autenticación de doble factor), que son mecanismos que añaden una capa de seguridad a los accesos solicitando, además de la contraseña, un paso de autenticación adicional, que suele venir en forma de notificación automática, código sms o email, o pregunta de seguridad.
Con ellos, y con el cuidado de nuestras contraseñas estaremos dando pasos importantes para mantenernos a salvo en la nueva realidad digital.