Existía hace mucho tiempo un robot llamado Aibo, que para mala suerte fue olvidado y pasó a mejor vida. Corría el año 2011 cuando en la universidad de Tokio, Yasunori Yamada creó un robot llamado PIGORASS, que en realidad es exactamente igual que el Aibo, excepto que esta vez tiene un look más futurista. El robot cuenta con sensores, potenciómetros, y hasta da saltos.

Lo interesante de PIGORASS es que sus movimientos no están programadas de antemano (como lo harían con robots utilizando motores convencionales), sino que emerge de la estructura de su cuerpo gracias a señales de fluctuaciones del oscilador neural de cada músculo, con lo que se puede llamar un modelo espinobulbar.

Las neuronas que controlan individualmente cada músculo pueden dispararse de dos en dos para llevar a cabo una especie de galope, o un movimiento de salto. Solo basta verlo en acción para quedar sorprendidos.

Fuente: Plastic Pals