A todos nos ha pasado que, llegado un momento, nos hemos visto forzados a renovar nuestros dispositivos tecnológicos, no solo por moda o simple gusto, sino porque se descompone y no hay quien lo arregle, ya que al momento de llevarlo a alguno de los centros autorizados, la respuesta más común que recibimos es: ‘Mejor es que compre uno nuevo’.

Y lo cierto es que la gran mayoría de nosotros, ya sea por desconocimiento o cualquier otra razón, optamos por, justamente cambiar de producto, sin saber de manera consciente que estamos siendo, una vez más, víctimas de la obsolescencia programada. ¿Qué es eso?

La obsolescencia programada es la razón por la que, quizás, nuestros abuelos siempre nos dicen que ‘las cosas ya no las hacen como antes’. Aunque, valgan verdades, la obsolescencia programada tiene su origen en los primeros años del siglo pasado, cuando los fabricantes de bombillas crearon un cartel llamado Phoebus, tras darse cuenta de la extensa duración de los focos, que no permitía que se mueva la economía dentro de esa industria, puesto que existía la oferta, mas no la demanda.

Por esa razón, tuvieron que llegar a un acuerdo para que los ingenieros lograran elaborar una bombilla con un periodo de vida determinado: 1000 horas. Y si alguno de los miembros extendía su periodo de caducidad, era multado severamente.

Entonces, para resumir un poco la idea, la obsolescencia programada no es más que el hecho por el que compramos, compramos y no dejamos de comprar o renovar nuestros productos, al encontrarnos con que su vida útil tiene un periodo de caducidad ya establecido por los fabricantes. Algo así como a lo que actualmente llamamos ‘ciclo de vida del producto’.

En el documental que les vamos a compartir al final de la nota (elaborado por Cosima Dannoritzer), conocerán la opinión de los especialistas en el tema, así como qué posibles soluciones podríamos encontrar para evitar que la obsolescencia programada se presente de manera tan recurrente. Algunos dicen que sin la obsolescencia programada no podría existir el flujo económico y que sin su presencia estaríamos destinados a un retorno a la edad de piedra. Sin embargo, luego de ver el video, quizás veamos que la consecuencia no sería tan radical como se plantea.

Video: La obsolescencia programada: "Comprar, tirar, comprar"