Si eres de los que pega una maldición a todo lo alto cuando te lastimas, entonces estás haciendo lo correcto, según un reciente estudio de la Universidad Keele.

Científicos de esta casa de estudios han descubierto que dejar escapar un solo de groserías puede tener un efecto muy poderoso como analgésico, especialmente en personas que no suelen maldecir a menudo.

Para probar esta teoría, los estudiantes voluntarios pusieron sus manos dentro de cubetas de agua helada, mientras maldecían a lo grande. Luego, hicieron lo mismo, pero esta vez usaban palabras inofensivas en su lugar.

Lo que los investigadores descubrieron fue que los estudiantes pudieron resistir más tiempo con las manos sumergidas en el agua helada si maldecían constantemente, lo cual estableció una conexión entre maldecir y soportar el dolor.

Además de ello se encontró que el efecto analgésico tenía una probabilidad de aparecer de 4 a 1 en personas que no decían frecuentemente estas groserías, en relación con aquellas que sí las decían.

Los experimentos demostraron que el maldecir activa no sólo una respuesta emocional, sino también una respuesta física, lo cual demostraría por qué las prácticas antiguas de maldecir se desarrollaron y todavía existen hasta el día de hoy.

El Dr. Richard Stephens, quien trabajó en el proyecto dijo: "Maldecir es un comportamiento que ha estado presente por siglos y es un fenómeno humano casi universal."

"Este proceso activa los centros emocionales del cerebro y parece surgir en el hemisferio derecho del cerebro, mientras que la mayoría de la producción de lenguaje ocurre en el hemisferio izquierdo."

"Nuestro experimento muestra una razón potencial del surgimiento de las maldiciones y por qué se usa todavía en nuestros días."

Fuente: telegraph