¿Conocen el New York Times? Seguramente su respuesta es afirmativa, pues les comento que el conocido medio publicó un artículo asegurando que hacker de China han intentado ingresar a las redes del periódico durante los últimos cuatro meses. ¿De qué modo? Intentando robar contraseñas de periodistas para descubrir cuáles son las fuentes que utilizan y recolectar reportajes publicados que tienen relación con la familia del primer ministro chino, Wen Jiabao.

En octubre pasado el New York Times publicó un artículo revelando la fortuna que había acumulado la familia del primer ministro chino. Entonces, los hackers tuvieron acceso a la red del periódico para cuando se culminaba el reportaje. Los hacker ingresaron el 13 de septiembre y robaron contraseñas de todos los empleados para luego utilizarlas en el acceso a los computadores de 53 trabajadores, entre los afectados tenemos a David Barboza (personaje que encabeza la investigación), ya que los hackers accedieron a su correo.

De todos modos, Barboza no fue el único afectado, los hacker también ingresaron a la cuenta de Jim Yardley, el jefe de la oficina para el sur de Asia que el periódico mantiene en la India. Al parecer, la idea era averiguar quiénes eran las fuentes de información para realizar el artículo. Por cierto, el New York Times menciona que la firma de seguridad Mandiant, contratada para investigar la infiltración de los hackers, afirmó que no había evidencia de que correos sensibles relacionados con la investigación acerca Wen Jiabao hayan sido abiertos.

Cabe destacar que los atacantes instalaron nada menos que 45 malwares programados especialmente, dentro de los cuales solo uno fue detectado por el antivirus que utilizaba el periódico. Además, sabemos que los hacker aumentaron su actividad luego de la publicación del artículo acerca del primer ministro chino. Por cierto, el New York Times asegura que los atacantes forman parte de una campaña mayor de espionaje en China hacia los medios de Estados Unidos, nos recuerda que a la agencia Bloomberg le ocurrió lo mismo el pasado año.

Fuente: New York Times